jueves, 14 de mayo de 2020

Ética 2. Orígenes de la Ética.

Los orígenes de la ética


Relatos míticos

La Introducción de códigos morales

¿Cuándo comenzó la ética y cómo se originó? Si uno tiene en mente la ética propiamente dicha, es decir, el estudio sistemático de lo que es moralmente correcto e incorrecto, está claro que la ética podría haber surgido solo cuando los seres humanos comenzaron a reflexionar sobre la mejor manera de vivir. Esta etapa reflexiva surgió mucho después de que las sociedades humanas hubieran desarrollado algún tipo de moralidad, generalmente en forma de estándares compartidos de conducta correcta e incorrecta. El proceso de reflexión tiende a surgir de tales costumbres. Podemos decir, entonces, que la ética comenzó con la introducción de los primeros códigos morales.

Prácticamente todas las sociedades humanas tienen algún tipo de mito para explicar el origen de la moral. En el Louvre en París hay una columna babilónica negra con un relieve que muestra al dios del sol Shamash presentando el código de leyes a Hammurabi (muerto hacia 1750 a. C.), conocido como el Código de Hammurabi. La narración de la Biblia hebrea (Antiguo Testamento) según la cual  Dios le dio los Diez Mandamientos a Moisés (siglos XIV y XIII a.C.) en el Monte Sinaí podría considerarse otro ejemplo. En el diálogo Protágoras de Platón (428/427 - 348/347 a. C.), aparece el mito que describe al dios Zeus compadeciéndose de los desventurados humanos, quienes físicamente no eran rivales para las otras bestias. Para compensar estas deficiencias, Zeus les da a los humanos un sentido moral y la capacidad de seguir las leyes y la justicia, permitiendo la vida en comunidades más grandes y la cooperación entre ellos.

Que la moralidad deba estar investida de todo el misterio y el poder del origen divino no es sorprendente. Ninguna otra cosa  proporcionaría razones tan fuertes para aceptar la ley moral. Al atribuir un origen divino a la moral, el sacerdocio se convirtió en su intérprete y guardián y, por lo tanto, se aseguró un poder que no cedería fácilmente. Este vínculo entre moralidad y religión se ha forjado con tanta firmeza que aún hoy suele afirmarse que no es posible la moral sin religión. Según este punto de vista, la ética no es un campo de estudio independiente sino más bien una rama de la teología.

Hay alguna dificultad, ya enunciada por Platón, con la idea de que la moral fue creada por un poder divino. En su diálogo Eutifrón, Platón analizó la hipótesis de que es la aprobación divina lo que hace buena a una acción. Platón señaló que, si este fuera el caso, uno no podría decir que los dioses aprueban tales acciones porque son buenas. ¿Por qué entonces las aprueban? ¿Es su aprobación completamente arbitraria? Platón consideró esto imposible y sostuvo que debe haber algunas normas de lo correcto o incorrecto que sean independientes de los gustos y aversiones de los dioses. Los filósofos modernos generalmente han aceptado el argumento de Platón, porque la alternativa implica que si, por ejemplo, los dioses hubieran aprobado la tortura de los niños y desaprobaran la ayuda a los vecinos, la tortura habría sido buena y la fraternidad vecinal mala.

Problemas con el origen divino de la moral

Un teísta moderno podría decir que, siendo Dios bueno, no podría aprobar la tortura a niños ni desaprobar la ayuda a los vecinos. Al decir esto, sin embargo, el teísta habría admitido tácitamente que hay un estándar de bondad que es independiente de Dios. Sin un estándar independiente, no tendría sentido decir que Dios es bueno; esto solo podría significar que Dios está aprobado por Dios. Parece por lo tanto que, incluso para aquellos que creen en la existencia de Dios, es imposible dar una explicación satisfactoria del origen de la moral en términos de creación divina. Se necesita una explicación diferente.

Hay otras posibles conexiones entre religión y moralidad. Se ha dicho que, incluso si los estándares del bien y del mal existen independientemente de Dios o de los dioses, la revelación divina es el único medio confiable para descubrir cuáles son estos estándares. Un problema obvio con este punto de vista es que aquellos que reciben revelaciones divinas, o que se consideran calificados para interpretarlas, no siempre están de acuerdo en lo que es bueno y lo que es malo. Sin un criterio aceptado para la autenticidad de una revelación o de una interpretación, las personas no están mejor, en lo que respecta a llegar a un acuerdo moral, de lo que estarían si tuvieran que decidir sobre el bien y el mal sin la ayuda de la religión.

Tradicionalmente, una relación más importante entre religión y ética era la idea de que las enseñanzas religiosas proporcionaban una razón para hacer lo correcto. En su forma más cruda, la razón es que la obediencia a la ley moral sería recompensada con una eternidad de dicha, mientras todos los demás arderían en el infierno. En versiones más sofisticadas, la motivación proporcionada por la religión es más inspiradora y menos descaradamente interesada. Ya sea en su versión cruda o sofisticada, o algo intermedio, la religión da respuesta a una de las grandes preguntas de la ética: "¿Por qué debería actuar moralmente?".

Pero la respuesta proporcionada por la religión no es la única disponible.

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(Traducido y adaptado del artículo Ética, de Peter Singer para la Encyclopaedia Britannica).

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